El movimiento “Slow”nació en Europa hace pocos años y cada vez cuenta con más personas que lo comparten y lo apoyan en todo el mundo y en el que se propugna ir más despacio cuando es mejor hacerlo, cuando tiene más sentido.Así,se propone la idea de que cada actividad,cada proceso, cada suceso e incluso cada ser vivo tiene su tiempo justo. Hacer a un ritmo adecuado en lugar de hacerlo todo más rápido.
Esta forma de pensar no actúa bajo presión, sino que aparece cuando hay tiempo, y las ideas surgen y se encadenan a su propio ritmo.Algo actúa a través de nosotros o somos nosotros mismos, redescubriéndonos. Este movimiento “Slow” en odontología, la Slow Dentistry, intenta descabalgar de nuestro inconsciente esos patrones erróneos y tan dañinos en todos los aspectos, de que más pacientes por día, más fichas nuevas, más dientes sustituidos por implantes, es mejor y el objetivo indiscutible. Superar esta idea es un paso necesario para abrirse a un nuevo escenario que redefine los criterios del éxito y de un trabajo satisfactorio.
Slow no hace referencia a la velocidad de trabajo, sino a trabajar al ritmo de los materiales, de sus viscosidades y posibilidades, sacándoles todo el partido,con sentido estético,con gusto y disfrutar del proceso y del resultado. Es por ello que hace falta una gran formación teórica, capacidad técnica y experiencia que permita realizar el tratamiento. Equilibrio es la piedra angular. Cadencia, receptividad, cuidado, reflexión, intuición, paciencia, perseverancia y serenidad frente a apresuramiento, impaciencia, superficialidad, control y análisis agresivo. Además hay situaciones y problemas en odontología que no se pueden resolver si no es con calma, detalle y paciencia. Calidad o cantidad.
“Cuando las cosas suceden con tal rapidez, nadie puede estar seguro de nada, de nada en absoluto,ni siquiera de si mismo”. Lo escribe MIlan Kundera en su novela La lentitud.
Este movimiento nos propone dar nuestra mejor versión de nosotros mismos mientras lo disfrutamos. Tiempo para ser,para hacer y para estar.
Un enfoque enfermizo en la estación de destino, nos adjudica un papel de supervivientes como viajeros. Queremos tomarnos el tiempo necesario para producir algo de calidad. Hay cosas que merecen que les dediquemos más tiempo. Producir en el menor tiempo posible, hace obligadamente escaso el tiempo para controlar los procesos y, por ende, la calidad. Bueno, bonito, barato y además rápido. Un perfil inquietante.
El anhelo del mayor beneficio en el menor tiempo posible nos arrebata de la vida y nos está minando la salud mental.
Un desplazamiento apresurado a través del tupido entramado de la vida ha de ser necesariamente superficial. Apresurarnos nos obliga a ir por la superficie y perdemos el contacto con lo que nos rodea. Actuar rápido cuando es necesario y pausadamente, cuando la lentitud es lo conveniente. Desacelerar para volver. Para volver a darle su tiempo a cada proceso, a cada cosa, como el camino que acaba en la calidad que teníamos en mente.
Tal vez podamos comenzar a aplicar esta filosofía con algo tan sencillo como reconocer que hay algunas cosas que merecen que les dediquemos más tiempo, como por ejemplo tomarse el trabajo de conservar un diente comprometido en lugar de extraerlo y poner un implante. Para ello es necesario considerar que hemos estado prescindiendo de nuestras piezas dentales con una falta de conciencia que solo hemos adquirido después de perderlas.
Nuestros dientes son estructuras muy sofisticadas y maravillosos productos de millones de años de evolución. A través del ligamento periodontal que los relaciona con el hueso que los soporta, transmiten una enorme cantidad de información sensitiva que hace del comer, del hablar y del resto de las funciones básicas para la vida encomendadas a la boca, una experiencia tan compleja como satisfactoria de repercusiones incluso psicológicas. Es un asunto tan sofisticado que una de sus principales características es pasar desapercibido, aunque no así para el inconsciente.
Hace tiempo que muchas personas han decidido ir más despacio sin haber tomado conciencia todavía de que su actitud forma parte de una tendencia cultural en aumento. De alguna manera hemos empezado a darnos cuenta, o quizás a recordar algo que ya tenían muy claro en la antigua Grecia: que hay distintos tipos de tiempo y que nos jugamos mucho en ello, Tanto como vivir o simplemente sobrevivir.
Los antiguos griegos tenían tres dioses del tiempo, Kronos, Aión y Kairós.
Kronos, Eón o Aión y Kairós, diferentes tipos de tiempo. Alucinante ¿verdad?. Y yo que pensaba que solo había uno y últimamente ni eso según la opinión de la física cuántica. Y son sin embargo, existencias y diferencias que van a marcar nuestro paso por la vida.
Kronos es el dios que devora a sus propios hijos.Es un ser serpentino con tres cabezas,de hombre,de toro y de león.Goya lo retrata como Saturno devorando a sus vástagos,por un augurio que le anticipaba que uno de ellos se sublevaría contra él.En realidad es una lucha de poder en la que Kronos necesita matar todo lo demás,todo lo finito para él ser no finito, eterno, infinito. Kronos es cuantitativo. Significa tiempo abstracto, un periodo determinado. Tiempo secuencial, cronológico, inevitable, irreversible. Es el tiempo del reloj, del tic tac, del antes y del después, del pasado del presente y del futuro. Es el tiempo de lo que Aristóteles llama las acciones imperfectas que tienen su fin desgarrado fuera de ellas. Es el tiempo del movimiento que persigue un fin y que se extingue al conseguirlo. Entonces Kronos nos exige nuevos objetivos, que planeemos la acción y la implementemos, sin tener en cuenta si, con lo anterior, hemos quedado satisfechos. Mientras tanto Kronos nos devora tic-tac a tic-tac en nuestro camino hacia la muerte, porque bajo sus auspicios nos centramos en esos fines desgarrados de conseguir su éxito, de controlar lo que acontece, nuestra vida y la de los demás sus hijos todos. Es a este dios al que la cultura del mayor beneficio en el menor tiempo posible, ha sometido a la supervivencia a la humanidad.
Aión es el dios del tiempo eterno. No ha comenzado y no tiene un final. Surgido al principio de los tiempos por sí mismo. Suficiente a sí mismo. Es la fuente de todo lo que es inteligente. Dios del pasado y del futuro a la vez,sin el presente. Representado como un joven desnudo o semidesnudo dentro de un círculo zodiacal, que puede simbolizar el tiempo cíclico y eterno. El tiempo, como ciclo también aparece como un hombre anciano. Así se manifiesta ocasionalmente ante Zeus, para volver a desaparecer y permanecer como una fuerza más allá del alcance y el poder de los dioses más jóvenes. A veces le acompaña una serpiente que se muerde la cola, como el ouróboros. Es el tiempo de la eternidad donde no hay jararquías ni contradicción, por lo que la verdad, si existe, le pertenece. Es el tiempo pleno, de la vida sin muerte. Es el tiempo de la acción perfecta que tiene el fin en sí misma. Amo y continúo amando. Es el tiempo del placer y del deseo. No hay reloj que marque este tiempo porque no contempla planes ni objetivos. ¿Que es más importante, el cuenco o el espacio que éste alberga?. La acción que tenga sentido en sí misma. Estamos satisfechos cuando cada paso tiene sentido y el objetivo es andar el camino. Los resultados aparecen porque los pasos se dan.
Kairós es un dios menor. Es hijo de Zeus y parece que nieto de Kronos, cuando éste ya había perdido en su enfrentamiento con aquel. Según Porfirio la madre es Tijé, diosa de la suerte o de la fortuna. Tiene entonces parentesco con Kronos, pero también con la oportunidad de la fortuna o de la suerte.
Se le representa como un agraciado adolescente calvo a excepción de un mechón de pelo en la parte delantera de la cabeza. Tiene alas en los pies y porta una balanza desequilibrada en su mano izquierda. Es el dios del clima y de las estaciones. Su nombre significa en sentido literal: momento adecuado u oportuno.
Nosotros vemos su balanza desequilibrada, porque el equilibrio está en él, poseedor del secreto de su medida. Él es el momento adecuado. Ese que si agarramos, puede cambiar nuestra vida. Su naturaleza es cualidad. El bien en el tiempo. Lo cualitativo en lo cuantitativo.
Al contrario que Kronos, nada espera de nosotros. Pasará por nuestro lado y se irá. Si en ese aquí y ahora, tomamos la acción adecuada, como por arte de magia nos encontraremos entrando en aquello con lo que tanto habíamos soñado.
Kronos nos engaña haciéndonos creer que si perseguimos a Kairós como a los planes y los objetivos, le atraparemos. Esa es la manera exacta de no conseguirlo.
Kairós aparecerá ante nosotros solo con una actitud de exposición prolongada a nuestro entorno, como una cámara camuflada en el camino del lince. Entonces aparecerá y lo atraparemos.
Él es la puerta,el punto donde se tocan el tiempo de la supervivencia y el de la vida sin muerte,para que podamos distinguir.Es ese lapso indeterminado en el que algo importante sucede. Kairós debe ser nuestro dios más propio.
Para Aristóteles es <el momento y contexto adecuado en el que la prueba debe entregarse >. Eurípides dice de él que es <el mejor guía en cualquier actividad humana>. Necesario para lograr el éxito, siempre juega un papel decisivo en las situaciones inusuales y no previstas.
El estadounidense Eric Charles White lo ve como <el instante fugaz en el que aparece, metafóricamente hablando, una abertura que hay que atravesar necesariamente para alcanzar o conseguir el objetivo propuesto >.
Para el español Alejandro Corletti Estrada es <el tiempo de nuestros momentos trascendentes, de los hechos que marcan fuerte el camino personal de cada uno de nosotros, eso que algunos denominan destino, y que en determinados momentos nos hizo tomar decisiones importantes >.
Al principio hacíamos referencia al tiempo justo, que aplica también a la justa medida. Unos versos de Pitágoras nos dicen <No seas avaro tampoco; en todas las cosas guarda la medida. No gastes inoportunamente, como aquel que ignora la decencia y la medida de lo adecuado >. Soto concluye: <lo económico se asocia principalmente con lo cuantitativo, pero el kairós es,s egún Aristóteles, el bien en el tiempo, es decir, lo cualitativo en lo cuantitativo >. Y como conclusión: <La recta razón es la prudencia, centrada en dar en el blanco del término medio, o justa medida, entre extremos del exceso y del defecto, lo cual subdetermina, a su vez, sofrónicamente la prudencia, observante del kairós en cada cosa >.
Invocaremos al dios Aión y nos daremos cuenta de que hace tiempo que nos susurra lo que nuestro corazón quiere, y así, daremos sentido a nuestras acciones en sí mismas y en el ahora. Honraremos el presente y lo más importante dejará de estar en función de los planes y objetivos futuros.
El significado de los acontecimientos está más allá de nuestro entendimiento, pero a pesar de ello, Kronos nos empujará a intentar controlarlos revolviendo el sitio de nuestras ideas preconcebidas, como el lodo de una charca clara. Invocando a Kairós esperaremos vacíos de explicaciones sobre lo que acontece, atentos solo al momento fugaz en que la oportunidad aparece.
El tempo giusto, la justa medida, el kairós en cada cosa. El auspicio de Kronos en solitario, justifica los medios de un fin difícil de justificar, y él aparece como el devorador. Junto con Aión y Kairós, con Kronos podremos ser productivos y benéficos.
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