A más tiempo de evolución (cuanto peor es la higiene dental, más tiempo tiene el biofilm para desarrollarse), más tiempo para mejorar y sofisticar los sistemas de defensa del biofilm por parte de diferentes estirpes bacterianas. Otra característica importante de la evolución del biofilm es que puede aislarse del hábitat que le rodea si éste se vuelve exageradamente hostil y se han descrito formaciones en estado inerte en medios extremos. El biofilm puede mantener dicho status por un tiempo, a la espera de que la situación del medio mejore, antes de perecer. Si el medio cambia a mejor, el biofilm abandona el estado de latencia y sigue desarrollándose.
El biofilm puede ir desprendiendo bacterias sobrantes de su interior de forma paulatina para “distraer” la atención de los mecanismos de defensa del huésped, cronificando el proceso y ocasionando en el paciente picos de signos y/o síntomas puntuales que remiten tras la administración de antibióticos pero sin curar el “nido de origen”. En resumen, el biofilm tiene mayor capacidad de defensa que las bacterias en suspensión porque interacciona menos con el medio donde vive y depende menos de él, además de que su tasa de mitosis es mucho menor.
Las bacterias asociadas en biofilm no fomentan infecciones agudas, sino crónicas, debido al tipo de metabolismo del mismo y sus características.
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